lunes, 29 de marzo de 2010

La teta asustada

Fausta tiene "la teta asustada", una enfermedad que se transmite por la leche materna de las mujeres que fueron violadas o maltratadas durante la guerra del terrorismo en Perú. La guerra acabó, pero Fausta vive para recordarla, porque "la enfermedad del miedo" le ha robado el alma.
Ahora, la súbita muerte de su madre la obligará a enfrentarse a sus miedos y al secreto que oculta en su interior. La teta asustada cuenta la búsqueda de un florecer. Un viaje del miedo a la libertad.
La historia tiene varias lecturas, pero lo que más me gustó cuando la ví fue lo que calla o insinua. El silencio es el protagonista de la historia y de la cultura andina que entiende la vida y la muerte como una misma cosa. De la muerte que no es un estadio futuro, sino que está por todos los lugares pulsando y respirando de manera latente (una muerta que paradógicamente está viva durante toda la película protagonizándola y una madre que ha estado muerta en vida) .
El silencio identificado con las raices de una papa que siguen creciendo después de muerta y exhumada, como la memoria de los hechos trágicos que sucedieron en los 80 de la mano de "Sendero luminoso", pero no pueden dejar de crecer a cada instante: memoria, tiempo, silencio.

lunes, 22 de marzo de 2010

De A para X *********

El universo no se parece a una máquina, sino a un cerebro humano. La vida es un relato contado en este instante. La realidad primera es un relato. Lo sé porque soy mecánico.

No es que tengamos esperanza, sino que la albergamos.

Llevan casi dos meses reteniéndome el correo. Esta tarde, en el taller, Durito me ofreció una reproducción que tiene pegada en la pared de su celda. Quédatela hasta que vuelvas a tener carta de ella, me dijo, ya verás como llegarán. Hoy la tengo en mi pared, entre el espejo y Australia. Es una reproducción de Georges de la Tour que representa a una mujer visitando a un preso por la noche. Él está sentado en el calabozo. Ella está de pie, y en la mano derecha sostiene una vela cuya luz les permite verse. Están demasiado interesados en examinarse el uno al otro para sonreír. Ella acaba de acariciarle el pelo con la mano que tiene libre.
X.

Dondequiera que se encuentren hoy A y X, vivos o muertos, que Dios guarde sus sombras.
John Berger

" From I to J"

jueves, 18 de marzo de 2010

De A para X ********

El sueño es la primera casa, una casa sin techo, ni paredes, ni cama. Éstos vendrán después, inspirados por el sueño. Esta noche te llevo, amor mío, a la primera casa. La deslizaré bajo la puerta monstruosa, y me encontrarás dentro.
Esta noche.
A .

lunes, 15 de marzo de 2010

De A para X *******



Sucede que, cuando no te estoy estrechando entre mis piernas, pienso en ti como el héroe de una historia que oí una vez. No me he inventado la historia, sino que la oí una vez en un autobús, un momento antes de que nos ordenaran bajar. Aunque viviera cien años, no podría inventarte.(...)
Lo efímero no es lo opuesto a lo eterno. Lo opuesto a lo eterno es lo olvidado. Hay quienes viven pensando que lo olvidado y lo eterno son la misma cosa. Se equivocan.
Otros dicen que lo eterno nos necesita, y esos están en lo cierto. Lo eterno te necesita a ti, en tu celda, y a mí aquí, escribiéndote (...)
A.

miércoles, 10 de marzo de 2010

De A para X *******

Me pedias jabón - lo más permitido a nadar que nos está permitido, decías -. Llegó esta mañana tu carta. Así que te envio doce pastillas con la esperanza de que te lleguen cuatro. (...)
Hoy han confirmado que nuestra solicitud de matrimonio ha sido denegada. Estatuto IBEC-27, cláusula F.
No hay mayor error que creer que la ausencia es la nada. La diferencia entre ambas es cronológica ( tiene que ver con una cronología que ellos no controlan ). La nada es antes, y la ausencia, después. A veces es fácil confundirlas: de ahí algunos de nuestros pesares.
A.

lunes, 8 de marzo de 2010

De A para X ******


(...) De un lado al otro del mundo, soldados uniformados, armados hasta los dientes, operan contra civiles desarmados, apresados, aislados temporalmente y rodeados. Esta es la nueva profesión militar. Siempre ha sucedido, lo sé. Pero antes no era algo sistemático.
Han convertido a los soldados en hijos de puta. Y esta vieja que soy, tu vieja, recuerda a Esquilo.
Enviarón hombres a la guerra,
pero esos hombres no regresarón;
es a una urna de cenizas
a lo que dan la bienvenida en casa.
Entre lágrimas lo recuerdan:
dicen de él "fue todo un soldado"
o "noblemente murió de la muerte rodeado".
Las antiguas órdenes militares de "avance" y "retirada" o de "cubrir la retaguardia" se han vuelto obsoletas porque no hay ni frente ni ejército contrario.
Nadie dirá que uno de esos cabrones murió dignamente.
Si muere uno de ellos, sus allegados llorarán su muerte, pero callarán las circunstancias de la misma.
La única palabra que contaba el miércoles era la que salía de la boca de un fusil, dirigida a alguien de rodillas.
Mejor escoger nuestra hora que aceptar esto.
Nos conocemos. Nos conocemos desde la época de Cocodrilópolis.
A.
( Carta no enviada  )


jueves, 4 de marzo de 2010

De A para X *****

¿Es algo que hice hace mucho tiempo ? ¿O es algo que quería hacer y todavía no he hecho? Igual da. El caso es que en algún momento pensé en poner mi mano en una carta, dibujar su contorno y enviártela. Un poco después de cuando fuera que lo pensara, me topé con un libro en el que enseñaban a dibujar manos (....)  Decidí comprármelo. Se parecía a la historia de nuestra vida. Todas las historias son también historias de manos, manos que agarran, que sopesan, que señalan, que unen, que amasan, que enhebran, que acarician; manos abandonadas en el sueño, manos que cortan, que comen, que limpian, que tocan música, que rascan, que asan, que pelan, que se aferran, que aprietan un gatillo, que se cruzan (....)
Y me miro las manos, que quieren tocarte, y me parecen obsoletas, porque hace tanto que no te acarician.
A.

lunes, 1 de marzo de 2010

De A para X ****


( ...) Me contabas en tu última carta - llegó hace una semana -  que le habian rapado la cabeza a una presa. Sé cómo debió sentirse. Es como si te encadenaran de pies y manos, hasta que aprendes a soltarte. Te lleva como una semana. Pero el odio que sientes por las manos que lo hicierón dura para siempre.
Son las tres de la madrugada, y puede que tú tampoco duermas.
Se rompió una silla, tenía las patas desencajadas, el asiento flojo y algunos travesaños desencolocados y sueltos(...) Conseguí arreglarla y entonces sucedió algo extraño. Me eché a llorar. Lloré tanto que las lágrimas me cegaban. (...) ¿Qué me hizo llorar? ¿Que fuera tan fácil arreglar la silla, mientras que lo demás es tan difícil? (...)
Son las cosas pequeñas las que nos asustan. Las cosas inmensas, aquellas que pueden matarnos, nos hacen valientes.
A .